La historia social y económica de la ciudad de Tijuana ha estado marcada por su ubicación estratégica como frontera entre México y Estados Unidos. Desde su fundación hasta el 2024, Tijuana ha experimentado transformaciones profundas tanto en su estructura social como económica, influenciadas por el contexto político, las migraciones y los cambios globales. A continuación se describe un resumen de las principales etapas y características de esta evolución:
Tijuana fue fundada oficialmente el 11 de julio de 1889. Sin embargo, ya existía una pequeña población en la región que formaba parte de la Alta California, antes de que fuera absorbida por México tras la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848. Durante los primeros años de su fundación, la economía de Tijuana era principalmente rural y estaba orientada hacia la agricultura, especialmente el cultivo de trigo, maíz, y uvas.
En sus primeros años, Tijuana fue una localidad pequeña y aislada. No fue sino hasta la construcción de la línea férrea a principios del siglo XX, que la ciudad empezó a conectarse más estrechamente con otras regiones, particularmente con Estados Unidos. En 1900, se estableció el primer puente internacional, lo que facilitó el tránsito de personas y mercancías. Esto impulsó el comercio entre México y Estados Unidos y atrajo inversiones extranjeras.
La Revolución Mexicana (1910-1920) tuvo un impacto significativo en Tijuana, ya que muchos mexicanos huyeron hacia el norte debido a la violencia y la inestabilidad política. Al mismo tiempo, la construcción de la prolongación del Ferrocarril Internacional permitió el tránsito fluido de personas y bienes. Durante este período, Tijuana empezó a convertirse en un centro de tránsito para quienes se dirigían a California, impulsando la expansión urbana de la ciudad.
Con la Ley Seca en Estados Unidos (1920-1933), Tijuana se consolidó como un destino de turismo para los estadounidenses, especialmente por su oferta de entretenimiento, alcohol y juegos de azar. Muchos turistas cruzaban la frontera para disfrutar de estos servicios, lo que generó un auge en el comercio y en los negocios de la ciudad. Durante este período, Tijuana se caracterizó por su creciente actividad económica en el sector servicios, especialmente en bares, casinos y prostíbulos.
A partir de la década de 1940 y 1950, Tijuana comenzó a vivir una revolución industrial con el establecimiento de fábricas, muchas de ellas operadas bajo el esquema de maquiladoras. Las maquiladoras eran fábricas que ensamblaban productos para exportarlos a Estados Unidos, aprovechando la diferencia de costos laborales entre ambos países. Esto cambió la estructura económica de Tijuana, impulsando el crecimiento de su economía urbana y la llegada de trabajadores de otras regiones del país.
La expansión de la infraestructura, la construcción de viviendas y la mejora en servicios básicos hicieron que Tijuana comenzara a urbanizarse rápidamente, con una fuerte demanda de mano de obra que trajo consigo una nueva ola migratoria, principalmente de mexicanos del sur y del centro del país.
La sociedad tijuanense comenzó a transformarse con una mayor diversidad cultural debido a la constante migración, tanto de mexicanos del sur, como de estadounidenses y extranjeros que venían a vivir o trabajar en la ciudad. Este fenómeno también trajo consigo retos en términos de infraestructura, servicios públicos y calidad de vida.
Durante las décadas de 1970 y 1980, Tijuana pasó por un periodo de crisis económica debido a la inflación y a los efectos de la Deuda Externa que afectaron a México en esos años. El desempleo y la pobreza aumentaron, aunque la economía de Tijuana continuó siendo impulsada por la industria maquiladora y la frontera. Sin embargo, la informalidad y el contrabando comenzaron a ser prácticas comunes debido a la falta de empleo formal y la proximidad con la frontera.
A lo largo de los años 80 y 90, Tijuana se convirtió en un punto clave para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Esto trajo consigo un aumento en la violencia asociada con el crimen organizado, especialmente debido a la lucha entre carteles de la droga y autoridades. Tijuana vivió años difíciles en términos de seguridad, lo que afectó la calidad de vida en la ciudad.
A pesar de estos desafíos, Tijuana siguió siendo un destino turístico popular para los estadounidenses. En los años 90, la ciudad comenzó a diversificar su oferta turística, promoviendo la gastronomía, la cultura y las artes, y no solo el turismo de fiesta. Esto permitió que Tijuana también se posicionara como una ciudad de vanguardia cultural en la región.
A partir de los años 2000, Tijuana comenzó a diversificar aún más su economía, pasando de ser una ciudad principalmente industrial y maquiladora a convertirse también en un centro tecnológico en la región. Empresas de tecnología, especialmente en los sectores de electrónica y biotecnología, han encontrado en Tijuana un lugar adecuado para establecerse, gracias a su proximidad con el mercado estadounidense y su infraestructura.
La población de Tijuana creció de manera exponencial, superando los 2 millones de habitantes a principios de la década de 2020. La ciudad experimentó una metropolización, con el surgimiento de nuevos barrios y el aumento en la demanda de servicios públicos, educación y salud. Sin embargo, el crecimiento también trajo consigo problemas relacionados con el desarrollo urbano desordenado, como la falta de planificación en ciertas áreas.
Aunque en la década de 2010 la violencia y el crimen organizado disminuyeron en algunos aspectos, Tijuana sigue siendo una ciudad afectada por la presencia de carteles de la droga y la delincuencia organizada, lo que genera tensiones sociales. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para combatir este fenómeno, el narcotráfico sigue siendo una de las principales preocupaciones en términos de seguridad.
La pandemia de COVID-19 afectó gravemente la economía de Tijuana, especialmente en el sector de los servicios y el comercio. Sin embargo, la ciudad comenzó a recuperarse en 2021 con un repunte en la industria maquiladora y el crecimiento de sectores como la manufactura avanzada, la tecnología y la medicina.
En los últimos años, Tijuana ha seguido consolidándose como un centro cultural clave en Baja California, destacándose por su música, arte urbano, y una oferta gastronómica rica y diversa. Se ha hecho un esfuerzo por posicionar a la ciudad como un polo de innovación y creatividad, con iniciativas que promueven la integración de la cultura local y la internacional.
Hoy en día, Tijuana es una ciudad vibrante, dinámica y de contrastes. Es un centro económico clave en la región fronteriza, impulsado por su industria maquiladora, su cercanía a Estados Unidos y su crecimiento en sectores tecnológicos. Socialmente, sigue enfrentando desafíos relacionados con la desigualdad, la violencia y el crecimiento urbano desmedido, pero también muestra un panorama de oportunidades en cuanto a su rol como una ciudad cosmopolita y de innovación.
Con una población cada vez más diversa y un desarrollo económico en sectores como la tecnología, la biotecnología y la manufactura avanzada, Tijuana sigue avanzando como un centro neurálgico en la frontera norte de México.